Luis Prado Gutiérrez
Fecha de nacimiento:
19 Agosto 1922
Fecha de fallecimiento:
19 Enero 2008
Luis Prado Gutiérrez nació en la ciudad de San José, distrito Catedral. Hijo de
Celia Gutiérrez Gutiérrez y de Mariano Prado Quesada, ambos costarricenses.
Fue el mayor de seis hermanos: Mariano, Jorge, Javier, María Cecilia y María Isabel, todos con formación musical, excepto Jorge, quien se
dedicó a la fotografía profesional.
Estudió en la Escuela Mauro Fernández Acuña desde niño, ubicada en la provincia de San José, donde concluyó sus estudios en educación primaria en 1958. Estuvo en la Escuela de Músisca Aprendiz 1936-1937. Adquiere además el 20 de diciembre de 1967
un certificado de idoneidad en Música, por parte del Conservatorio de Castella.
En 1939, a sus diecisiete años, partió a la ciudad de Panamá, en donde trabajó
como trompetista en diferentes clubes nocturnos; regresó a los diecinueve años.
Posteriormente, se trasladó a la Zona Sur de Puntarenas, a Parrita-Quepos, en
donde combinó su trabajo de músico, por la noche, y de recolector de cacao,
durante el día. En 1945 se trasladó a la ciudad de Puntarenas e ingresó a la banda
de esa provincia, con la ayuda de su tío Edelberto, quien era el director en esa
época. Allí ocupó diferentes puestos, hasta llegar a ser el Músico Mayor.
Luego de regresar al país conoce a su esposa Olga Ocampo Romero con la cual contrae matrimonio el cinco de noviembre de 1945 en Puntarenas,
conciben seis hijos: María de los Ángeles, Jeannette, Gerardo, Cecilia, Ana y Olga.
Para el año 1948, tuvo que prestar servicio en la Revolución, ya
que las bandas, en aquel tiempo, tenían carácter militar y pertenecían al Ministerio
de Seguridad, por lo cual, los músicos tenían la obligación de mantenerse
concentrados y hacer guardia en los toques de queda.
Trabajó de 1951 - 1976, en la Banda de Puntarenas y de 1976 a 1988 en la Banda Nacional de Heredia. Procede de una familia de músicos que dio
muchos aportes a la sociedad costarricense, entre ellos: Alcides, Edelberto, Marco Aurelio, Efraín y Mariano.
En 1959, ingresó a laborar al Ministerio de Educación, como maestro de Música,
en la Escuela Nocturna de Puntarenas; allí inició su larga trayectoria en el campo
que más amó en su vida: la Enseñanza de la Música. Asimismo, se desempeñó como maestro de Música en la Escuela Nocturna,
Hogar Cristiano (1963), Escuela Antonio Gámez (1965), Escuela Mora y Cañas
(1965), Liceo José Martí Diurno y Nocturno (1963), Escuela del Carmen (1975),
Escuela Delia Urbina de Guevara N.° 1 (1975), en donde formó coros, bandas
y grupos de flauta dulce. También tuvo su propio conjunto llamado LUIS PRADO
Y LOS CABALLEROS DEL RITMO, alrededor de los años 59-60. Además, combinó
la música con otros oficios: sastre y carpintero. Sus contemporáneos conocían
su dedicación y su amor por lo que hacía, con lo cual ganó el respeto de sus
alumnos y compañeros. Como dato importante, destaca que siempre trabajó en
forma interina para el Magisterio Nacional y no fue sino hasta el año 1973, cuando
se trasladó en propiedad de la Escuela El Carmen, a la Escuela Delia Urbina de
Guevara N.° 1.
A pesar de haber nacido en San José, toda su vida musical, prácticamente, la
desarrolló en su querido Puerto. En el Salón “Los Baños”, en múltiples ocasiones,
amenizó bailes como trompetista compartiendo con el reconocido cantante don
Gilberto Hernández, cuando recién daba sus primeros pasos. Con la Banda de
Puntarenas se destacó en las interminables procesiones de la Semana Santa
luciendo su traje de gala y entonando las notas musicales, como los músicos
de vocación: “con deleite y amor”.
También trabajó mucho tiempo en un salón muy conocido en la época de los años 50-60 ¨El Patio¨, cuyo dueño lo conocieron con el mote de Machete. Este lugar fue arrasado por la tromba que sucedió en los años sesenta. Otros lugares de trabajo fueron cabarets reconocidos, tal es el caso de ¨Taicare¨. ¡ Cuántas retretas! ¡Cuántos años recibidos en el parque Victoria, entonando los clásicos!. Amenizó, también fiestas patronales en las playitas, los payasos, los toros, entre otros.
En 1976, por razones de salud, se trasladó a la Escuela Omar Dengo N.° 1, en
la ciudad de Heredia, en donde laboró, también, en la Escuela Argentina. En San
José, además, impartió clases en las Escuelas Mauro Fernández y Juan Rafael
Mora.
Se pensionó del Magisterio Nacional el 15 de marzo de 1984 y, de la Banda de
Heredia se pensionó por Hacienda, en el año 1987, luego de cuarenta años de
arduo trabajo. Después de jubilado, formó su propia cimarrona llamada “Los
Lagos”. Durante los años 1995 y 1996 fungió como Secretario de la Sociedad
Euterpe.
Entre su obra musical, destaca gran cantidad de arreglos para su cimarrona y
orquesta. Cabe mencionar que él mismo hacía las partituras en forma manual, con
gran destreza; además, tenía la virtud de poseer una letra manuscrita de admirar.
La mayoría de las letras de los himnos fue escrita por el Prof. Manuel Chávez,
excepto la de Esc. Nuevo Horizonte, escrita por su hija Ana, y la del Colegio Nueva
Generación, letra de la M.Sc. Ligia Aguilar R., Directora del Colegio.
Dentro de los principales instrumentos que ejecutó se destaca principalmente la trompeta, tuba, saxofón, corno inglé, oboe, piano, batería,
marimba, violín, barítono, órgano y acordeón.
Don Luis tuvo que retirarse de la vida musical, a sus 80 años, por la enfermedad
del Alzheimer. Su vida fue larga y prolífera; fue un hombre muy amado por su esposa e hijos.
Sobrepasó a su padre, a sus hermanos y tíos, siendo el último en morir de esta
familia de músicos. Después de la muerte de su hija, en febrero de 2005 y, un
mes después su esposa, su salud desmejoró y, a los tres años, falleció de cáncer
de colon, el 19 de enero de 2008, a sus ochenta y cinco años de edad.
Durante su enfermedad, recibió los cuidados, el amor y el acompañamiento de toda la
familia, Luis Prado Gutiérrez fue un gran hombre: trabajador, buen padre, buen esposo y amante incansable de la música.
¡ Cómo olvidar esas experiencias llenas de amor! Su herencia ya ha dado frutos con sus nietos y nietas, tanto en el ejercicio de la enseñanza, que ha sido una tradición familiar, como su herencia musical. La última imagen que tengo de él fue dos días antes de su muerte, sentado en
su sillón favorito con la trompeta en su regazo ‒cual si fuera una niña‒ intentando tocarla,
pero ya no podía. La trompeta lo trasladaba a su mundo de conciertos, bailes... en
fin, era lo que le daba vida.
Realizado por María Cecilia Prado, hija del compositor, 2015